domingo, 25 de noviembre de 2012

Muñequitas amordazadas

La luz de la calle dibuja mi rabia en el aire de mi habitación. Putas con labios cosidos corretean por los pasillos cantando mentiras siniestras que les pudren por dentro. Sus ojos son como afilados cuchillos dispuestos a arañar corazones saciados de verdadera felicidad. Me prohiben hablar, me prohiben mirar, me prohiben sentir, pero no importa, porque puedo percivir con malicia como sus enfermizas palabras les corrompen el alma. Sus mentes están demasiado podridas para pensar por sí mismas, son víctimas de una televisión que les amordaza con estereotipos que venden corazones puros por una miseria. Su sangre envenenada sabe a la muerte que no pueden sentir, y su escudo, palabras incoherentes y absurdas que tan solo provocan puñaladas a sí mismos, no sirven para nada, porque al final siempre se vuelven en su contra. Ignorantes que suplican amargura y sufrimiento. Todas luchan por ser diferentes cuando desean conseguirlo siendo igual que las demás. Me ordenan que admire su belleza y simpatía, a punto de estallar en miles de suicidios incomprendidos, pero cuando las miro, no puedo ver más que tristeza y resentimiento en un mundo que ha dado por perdido su lucha por falta de fuerza. ¡Callaos! ¿No os dais cuenta? Decís lo que os han puesto en la boca. No pensáis, no decís, no comprendeis. Estúpidas muñequitas vacías que no sirven para nada. Moriréis ahogadas en vuestras mentiras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario