viernes, 31 de agosto de 2012

No te rindas.

Corro deprisa sin detenerme a observar el cluel rastro que ha dejado la realidad bajo este húmedo suelo. Necesito respirar, pero no puedo parar. Ahora no. Sin rumbo fijo, busco el lugar donde las palabras de decepción enterraron mis sueños. No veo nada, todo lo que ocurre a mi al rededor es una difusa neblina que no me deja apreciar los matices de la despiadada soledad. Sin embargo, yo sigo arañándome mis desnudos pies en esta tormenta de confusión y frío sin detenerme. Un día se me escapó un sueño, pero esta vez, no puedo parar hasta encontrar otro camino para alcanzarlo y retenerlo en el hueco que ha dejado el corazón entre mis costillas. Lo que menos me importa es perderme, ya que, sé que siempre permaneceré perdida si ni siquiera lo intento. Continuo corriendo, desapareciendo en esta espesa niebla, sin temor a encontrar terribles monstruos que me retengan. Mis piernas tiemblan y ya no me siento a salvo. Todo es cada vez más oscuro e inquietante. Tengo mucho miedo. "No te rindas. Por favor, ahora no te rindas. Te lo ruego."

No hay comentarios:

Publicar un comentario