domingo, 22 de julio de 2012

Un frío suspiro del viento ha arrastrado consigo mi ser a una tempestad de confusión. Siento los copos de nieve adentrarse en mis mejillas con pequeños pinchazos. Mi pelo enredado es el escudo que me protege de las preguntas. No soy yo quien adentra este aire frío en mis pulmones, ni quien arrastra mis botas por la crujiente nieve. Yo no estoy. He desaparecido en mí misma. Y ahora, el único sentimiento que me prentenece es el de sentirme huérfana de la perdición absoluta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario