viernes, 6 de mayo de 2011

Querida ángel de la guarda:

Ya no te siento. Comprendo que los años han atravesado grandes vacíos de días, de horas, de segundos. Sin embargo ahora siento que mi corazón camina solo. Ignoro el motivo de tu marcha, pero no estoy enfadada. Has estado junto a mí incluso cuando no te lo he pedido y has echo que mire la vida cómo nunca lo había echo. Contigo, he sentido cada trocito de mi alma escondido en un cajón. Me hiciste un regalo grandioso al marcharte, el amor. Él no es como tú, pero para mí es un ángel. Un ángel que enviaste del cielo para que la soledad y la tristeza no me atraparan en sus garras. He rehecho mi vida, construyéndola con cada recuerdo feliz.

Hoy encontré una foto tuya y no he podido evitar escribirte con humildes palabras esta sincera carta. Seguramente no podrás responderme, pero aunque no sé donde estás sé que leerás esta carta y dibujaras una sonrisa en tus oscuros ojos,y con eso me basta.

Quisiera agradecerte todo lo que has echo por mí. Que en unas palabras no podría describir. Me cambiaste la vida y me hiciste sonreír detrás del brillante espejo de mis pequeños sueños. Nunca cuestionaste mis motivos, pero sé que lo podías palparlo todo en mi mirada.

Ahora soy feliz. Gracias a las lagrimas que me secaste. No tengo más palabras para describir como me acunaste, incluso cuando ya estaba dormida. Por todo esto, gracias. Espero que tú también seas tan o incluso mas feliz que yo. Desde aquí, siento que no has cambiado nada, y que tus recuerdos siguen intactos incluso con el peso de todos estos años. No te hecho de menos, pero no pasa un día en la que tu dulce voz no cruce mi mente como una suave nana de una niña. Solo te deseo eterna felicidad y que todos tus propósitos se hayan cumplido como lo hiciste con los míos. Un beso muy grande. Nunca abandonaras mi corazón.

Te quiero, tu mejor amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario