miércoles, 4 de noviembre de 2015



Hay una niña en mi sueño. Tiene los pies descalzos y una mirada valiente. Sobre ella hay una farola mugrienta que le oculta medio rostro, pero deja las cicatrices de sus manos al aire (han dejado marcados cada uno de sus delitos). Está sola, pero no se siente sola. Lleva puesto un vestido que no le gusta y los labios agrietados de mordiscos por impotencia. Dibuja con sus dedos en el suelo pequeños pasajes que han anidado solo en su cabeza. Sabe que destruirlos sería como matarse a sí misma. Hay una niña en mi sueño, que nunca estuvo más perdida.

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