martes, 13 de septiembre de 2011

mirando el cielo...

Siento como mi alma poco a poco se hace vieja y se empaña de recuerdos. Veo todo con inmensa claridad, pero no me altero, estoy tranquila, en paz conmigo misma. Un día te das cuenta de que las cosas no cambian y hay que aceptarlas tal y como son. No soy capaz de decir que me siento sola, no lo siento, ni siquiera sé de verdad cual es el significado del dolor, ahora no. La vida transcurre rápida, como el viento colándose entre las hojas de un viejo árbol de otoño. No hago más que sentarme y mirar con inmensa belleza el cielo, algo que tendría que haber hecho mucho antes. 

Guardo mis pensamientos en mí misma, donde nadie tenga la curiosidad de buscar. Siento mi mente vacía, como si nunca hubiese husmeado en ella, lo único que hago es observar. No siento nada en concreto, creo que es una pequeña porción de todo lo que llevo dentro. 

Todo se balancea suavemente y queda sumido en un inmenso silencio, eternamente reconfontable. Todo sube y baja, se pierde, desaparece... es como un sueño que huye del despertar. Yo estoy aquí, pero mi alma corre lejos, a un lugar donde se guardan todos esos minuciosos reflejos de una belleza indeterminable.

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