miércoles, 17 de agosto de 2011

Paris...

Última noche en París. Últimos pensamientos que se quedarán retenidos en esta preciosa ciudad. Miles de historias vuelan por cada esquina, por cada curva, por cada hueco oculto... quizás es por eso que este lugar sea tan especial. No lo sé, pero no me importa, prefiero dejar de pensar en el porqué y disfrutar de esta sensación de haber vivido todo sin tener miedo a expresar mis miedos guardados bajo llave. Lo cierto es que no he llegado a vivir un cuentecito de princesas, sin embargo estar aquí es uno de los sueños más dulces que he deseado nunca. No hace falta ser un genio para saber que todo lo cuelga el aire, como si de pétalos soplados por sonrisas inocentes tratase.

Me encanta perderme por París, es la mejor forma de ver como cada persona guarda millones de recuerdos entre cada pequeña arruga de sus manos. Vidas que chocan, tropiezan, caen, en lo que parece un pequeño estropicio para después levantarse, disculparse, mirar, sonreír y sentirlo. Es probable que no se vuelvan a ver pero ya han descubierto un lado secreto el uno del otro sin ni siquiera darse cuenta. Pocas palabras, y todo vuelve a volar para poder seguirlo en otro rincón escondido.

Me encantaría quedarme aquí para siempre... pero todo viaje termina en su estación y este vagón por desgracia está a punto de envarcar. Pero sé que volveré, no sé cuando, con quien o como pero volveré. Porque es un lugar que te hace soñar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario